Roma, cittá aperta I (La andanza)
Tomo prestado, en un sentido y contenido completamente distintos, el título de la película de uno de los padres del neorrealismo italiano, Roberto Rosellini, para redactar unas líneas en homenaje a una de las más bellas ciudades del mundo. También podría haber tomado prestado el título del libro que dedica Rafael Alberti a las calles que amó profundamente y en las cuales vivió durante su exilio italiano: Roma, peligro para caminantes.
De cualquier modo, a la llamada Ciudad Eterna no le faltan apelativos ni trovadores que ensalcen su belleza, Roma es, sencillamente, espectacular. Como cualquier capital turística, tiene sus visitas que podríamos llamar, obligadas, pero quizá la esencial diferencia entre el turista y el viajero (que cada cual se considere como quiera) hará que la visita a la ciudad que nos ocupa sea también distinta. En mi humilde opinión, en un viaje, o varios viajes, a Roma no se pueden pasar por alto el Coliseo y el Foro Romano; el Panteón de Agripa; La Fontana de Trevi; La Plaza de España; Campo dei Fiori, su mercado y la estatua de Giordano Bruno; El Monumento a Vittorio Enmanuelle II y la plaza Venecia; Las Basílicas Santa María la Mayor y la de San Juan de Letrán; La Piazza Navona; La iglesia de San Pietro in Vincoli con su Moisés de Miguel Ángel; y por supuesto la Basílica de San Pedro y los museos vaticanos.
Evidentemente, la relación se me queda muy corta, pero, objetivamente, son los lugares artísticamente más valorados y elogiados, así como los más visitados, lo cual ya es un comienzo. Sin embargo, como decíamos, esto de los viajes no deja de ser algo, en cuanto a gustos, muy personal, íntimo, y a veces, intransferible, y por ello propongo al visitante otros recorridos donde puede apreciar la vida cotidiana de los habitantes de la urbe, lugares especiales que no todo el mundo conoce o, al menos, hacer un recorrido sin la presencia masiva de visitantes. Por ejemplo:
Una calle que me encanta es la Via dei Corolari (cerca de la Piazza Navona) donde puedes encontrar desde anticuarios, tiendas de bisutería u orfebres, cafés escondidos, hasta una galería de arte, un restaurante típicamente romano o una tienda que vende uniformes y cascos alemanes de la segunda guerra mundial.
El barrio de Monti, es todo un descubrimiento, se encuentra muy cerca del centro, cerca de la estación Termini, entre la Vía Nazionale y la Vía Cavour, a un paso de todo, allí los establecimientos que encuentras son también muy especiales, ya que se percibe que es un barrio de moda en la actualidad, donde predominan las tiendas de diseño, de mobiliario, decoración, ropa o joyas, e igualmente todo tipo de restaurantes o bares, tanto italianos (osterias, trattorias, pizzerias, vinotecas, etc.) como otros de cocina internacional, todo ello en un ambiente que se palpa como muy doméstico, sin dejar de estar enclavado en el centro histórico de la ciudad.
Un paseo de domingo (ya que ese día se encuentra cerrrado el recorrido al tráfico rodado, con excepción del transporte público, en teoría, claro, porque puedes encontrarte algún vehículo haciendo carreras, ¡estamos en Italia!) por la Antica Via Appia, es muy interesante, sobre todo si tienes conocimiento que estás atravesando una auténtica calzada romana, en concreto, la que unía Roma con el Adriático, y además en el trayecto podemos visitar las catacumbas cristianas y otros monumentos de interés como el mausoleo de Cecilia Metella (podemos combinar esta excursión con una visita a las Termas de Caracalla).
Un recorrido que nos hará llevarnos un recuerdo imborrable es pura y sencillamente visitar el Trastevere sin un plan preconcebido, es decir, dejar que nuestros pasos se pierdan en este barrio con sabor único, sentándonos en una terraza de cualquier bar a tomar un café, observar los desvencijados edificios con sus ropas puestas a secar, o elegir un restaurante al azar que colmará (sin necesariamente defraudarnos) el tópico del mantel a cuadros, botella de chianti y camareros gritones.
Un paseo por el Pincio nos dará una vista de Roma que dificilmente encontraremos en otro lugar, además de buscar solaz en uno de los parques de una ciudad que, por razones obvias, está plagada de visitantes, como decíamos; también podemos aprovechar para dar una vuelta por Villa Borghese y sus alrededores.
El maravilloso rincón que es el Arco degli acetari, muy cerca del Campo dei Fiori, estampa de un patio tradicional en la ciudad antigüa; y muchos, muchos, muchos otros lugares especiales por descubrir.
Fantástica descripción !! Por un momento me he sentido en Roma..os sugiero un botón para compartir los artículos en Facebook y Mail para que más gente pueda disfrutarlos.
Un abrazo.
María José