Miami, universo latino (para comer, entre otras cosas) (y III)
Después de tanto ajetreo gastronómico por el centro, qué mejor que darnos una vuelta a un lugar a tiro de piedra como es Key Biscayne, en castellano, Cayo Vizcaíno (no está de más que aclare que un key o un cayo no es otra cosa que una isla pegada al continente, o una sucesión de ellas como extensión de aquel, como comentaremos más adelante), otra de las partes privilegiadas de Miami, con un parque natural magnífico, zona residencial absolutamente privilegiada y con un magnífico parque de ocio que es el Miamiseaquarium para ver orcas, delfines, focas, tortugas y otras especies marinas.
A Key Biscayne se llega desde Brickell hacia el sur y luego siguiendo la indicación que nos lleva al puente que une la isla con la ciudad, pasando por un peaje. Podríamos decir que siendo un lugar tan cercano, tenemos la sensación de ubicarnos en otro lugar; es ideal para pasear o ir a relajarnos tomando una copa o almorzar mirando el mar, siendo muy recomendable llegar hasta el faro desde donde obtendremos una vista magnífica. De vuelta al continente, tan cercano en este caso, no podemos dejar de visitar el barrio de Coral Gables.
Vaya por delante antes de continuar, que mi particular sensación al visitar algunas de las distintas áreas de la ciudad, es que he sido transportado a otro paraje, desde luego muy lejano del que he partido, lo cual ejemplifica la variedad de ambientes en el espacio urbano. A lo que vamos, Coral Gables es un barrio residencial donde predomina una vegetación exhuberante, como en otras partes de la urbe, y si por los alrededores de South Beach había mansiones, aquí también las hay sin nada que desmerecer a las anteriores, aunque no estén a pie de mar.
El tipo de arquitectura que predomina es la colonial española, y esto nos debe dar idea del entorno tan peculiar en el que nos encontramos, y curioso también es que los nombres de las calles del barrio corresponden a provincias y regiones españolas. Podríamos decir que la perla de Coral Gables es el hotel Biltmore, una verdadera institución de la hospedería en Miami por su tradición, ubicación e instalaciones, entre otras cosas; cuenta con una piscina increíble, campo de golf, spa, en fín, de todo; desde luego lo que no le falta es espacio, y como anécdota podemos contar que Al Capone tenía siempre reservada una suite en este hotel al que venía a descansar de tanto delinquir.
La torre que emerge del edificio nos recuerda inequívocamente a la Giralda sevillana, siendo un motivo más de la influencia hispánica por aquellas tierras. Si no nos alojamos en el hotel, es preceptivo tomar un café o una copa en el bar y aprovechar para fisgonear un poco en establecimiento tan singular.
De todas las excursiones que se pueden hacer desde Miami, y son muchas y todas interesantes (Parque Nacional de los Everglades, el Space Center de Cabo Cañaveral, Escapada en barco a Bahamas desde Fort Lauderdale, Disneyworld en Orlando, etc., etc., etc.) la que más me gusta, con diferencia sobre el resto, es el recorrido por los cayos de Florida, el itinerario Miami-Key West, que viene a ser el recorrido desde nuestra ciudad hasta el más alejado de los cayos que en racimo desde el sur de la península de Florida se adentran hacia el Golfo de México.
A quien como a mí le guste el mar (esto me hace evocar el libro de poemas de Iris Zabala, que tiene un título precioso: Que nadie muera sin amar el mar) es como darse un festín acuático, un atracón de océano, una inmersión en un ecosistema privilegiado, en este caso, protegido por la red de parques nacionales de los EEUU, por ser un espacio natural de alto valor ecológico.
Durante parte de ese recorrido sólo existirá la carretera y el mar, playas de arena blanca y un colorido espectacular. Conforme vayamos haciendo camino recorreremos Cayo Largo (no olvidemos la película homónima protagonizada por Humphrey Bogart, Edward G. Robinson y Lauren Bacall), Islamorada, Marathon, hasta llegar a Key West, cuya españolización fonética lo ha convertido en Cayo Hueso para los hispanohablantes, el punto más meridional de los Estados Unidos (de Norteamérica, claro) continentales, de lo cual queda constancia en una enorme boya que lo certifica.
La llamada Conch Republic se caracteriza por tener un ambiente bohemio, muy pausado, al ritmo del clima y del oleaje, patria de escritores, pintores y artistas en general. Visitaremos la casa de Hemingway, hogar del premio Nobel durante la década de los años treinta del pasado siglo y nos solazaremos tomando una copa o varias en el famosísimo Sloppy Joe’s (nadie que pase por Key West puede dejar de visitarlo) y almorzaremos o cenaremos en el cubano Mesón de Pepe brindando por tener la suerte de poder contemplar uno de los más bellos ocasos del mundo.
EPÍLOGO: hay mucha tela que cortar en Miami, es un destino pero que muy recomendable.
¡Hola Joaquín!
Mi más sincera enhorabuena por tu blog, me parece que además de estar muy bien redactado, eres capaz de trasmitir la emoción de lo vivido.
Como te dije el pasado sábado somos coetáneos en la actividad “blogger”.
Un abrazo,
José Ruiz